jueves, 17 de noviembre de 2011

32. (10 enero 2010)

-Todavía me viene a la memoria la conversación de ayer, Angela. Cuando me acosté, todos los pensamientos que me surgían, eran recordando tus palabras, y nuestra conversación, de tan intensa que había sido. Se que tu y yo, cada uno por circunstancias, hoy por hoy llevamos nuestra vida. Pero hay veces que conversando contigo, hablando un poquito, siento que deseo vivir todo lo que nos escribimos contigo. Y es que hablar contigo sienta tan bien...
-Siento que la Vida me está dando la oportunidad de renacer, Angela. De hacer algo nuevo, de conectar con gente que quiere vivir igual que yo, o al menos compartir con gente que sienta, viva y exprese como nosotros, amorosa mujer...
-Y mira que ahora mismo mis días están bastante condicionados -en temas de horarios y tal- que si no ya habríamos quedado para salir juntos más de una vez y de dos. Pero no importa, pues la chispa ya ha prendido, y es un buen comienzo. Todo nos llegará, eso seguro.

Dentro de la pareja se puede crecer de una manera enorme tanto a nivel interior como exterior. Nuestros obstáculos personales, nuestros retos y aspiraciones, muchas veces salen reflejados en nuestra pareja, para regocijo nuestro y como señal de que hay que seguir adelante en el sendero de la Vida. Viviendo, y siendo lo que siempre hemos deseado ser y no lo que otros, la familia, la sociedad en su conjunto quieren que seamos.

El amor nos nutre, nos da vida, nos hace ser más completos. Nos hace ver desde un punto de vista maravilloso y nuevo cada día todo cuanto sucede a nuestro alrededor. Nos fortalece contra los embates diarios que tratan de hacernos caer en la rutina. El amor siempre encuentra momentos, espacios y tiempos para hacerse presente y traer la magia a nuestras vidas.

Se dice que en la creación del mundo, Dios estaba reunido con todo su coro de ángeles, arcángeles, y seres espirituales, pidiendo consejo sobre donde esconder la Felicidad, algo puro y especial que había creado para el ser humano. Uno de los ángeles propuso esconderlo en la sima más profunda, en el fondo del mar. Dios dijo 'un día inventarán máquinas capaces de escudriñar el fondo, y la descubrirán'. Otro dijo de esconderla en la montaña más grande y profunda, a lo que Dios respondió 'tampoco, pues un día derribarán montañas, y la encontrarán, y no será un tesoro difícil de encontrar, que suponga un verdadero reto'. Al final del día, por fin sonrió al pensar en la solución, y la comunicó a los que estaban con él: '¡Ya se!. Esconderé la Felicidad en el interior del corazón del hombre. Ahí solo los puros de corazón, los sinceros y nobles buscadores de la Vida, sabrán encontrarla'. Desde ese día, muchos son los que siguen buscándola, y otros ya la han encontrado.

-Muchos besos, mi niño precioso. Besos...
-¿Muchos?. Yo más, para que veas...
-Ya te digo yo, chico, que a mi a besos no me vas a ganar.
-Eso que te lo crees tu, Angela.
-Además, que los míos son más dulces, Víctor.
-Cuando pruebes los míos, chica, sentirás y verás que son la ternura personificada, y a la vez el deseo más íntimo y personal.
-Hace una hora más o menos que he llegado yo, Víctor.
-Hoy ha hecho por aquí un día malísimo de tiempo.
-Aquí por la mañana bueno con mucho sol, pero ahora que se ha ido hay muchísimo frío. Son de esos días que quieres y necesitas estar abrazadita a alguien. Bueno, no a alguien cualquiera, sino a alguien muy especial, tu ya me entiendes.
-Bueno, pues ya tenemos dos cosillas para hacer pendientes, chica. Estar abrazados y compartir y sentir esos besos y abrazos para ver quien da más, jajaja...
-Niño, hay que buscar una tercera para compartir, que a mi me gusta más si son impares.
-La tercera, pues invitarnos a tomar un rico capuccino -o lo que cada uno quiera y desee- en un rincón donde no nos moleste nadie, y hablarnos mirándonos a los ojos.
-¡Me gusta!.
-Angela, que tu también puedes proponer lo que quieras.
-Ya lo se, ya. Pero esa me vale, y me gusta. Así que está bien.
-Pues ya está decidido.
-¿Sabes Víctor?. Ahora mismo te abrazaría, te estaría abrazando sin soltarte mucho rato, dándote abrazos del alma. Y besándote, con besos del corazón llenos de pasión e intensidad.
-Puedo jurarte que compartir eso contigo, Angela, tiene que ser algo impresionante, por lo que conozco de ti. Tienes que transmitir una energía tan grande...
-¡Ya te digo-. Esta tarde estaba en una cafetería con las amigas, y había una señora sentada en la barra, que no hacía más que mirarme. Como a los diez minutos se acerca y me dice 'Perdona, pero no lo he podido evitar. Tienes una cara que me ha alegrado ya la tarde. Ha sido verte y me has dado la fuerza que necesito'. Total, que nos hemos puesto a hablar, nos hemos terminado dando un abrazo, y me ha dicho que jamás olvidará este encuentro.
-¿En serio?. ¡Que me dices!. Que maravilla, Angela.
-Hoy me siento muy alegre, contenta y feliz, y se me nota en la cara.
-Es que eso es cierto. Aunque no se sepa bien como funciona -que yo creo que si se sabe-, cuando una persona comparte desde el corazón, y se encuentra especialmente alegre por algo o tiene en su hacer diario la alegría, esa persona logra cambiar la energía del ambiente, y el ánimo de las personas con quienes comparte.
-Es que transmito lo que yo soy, Víctor. Es levantarse por la mañana, y mirándote al espejo decirte 'soy la mejor, valgo muchísimo, soy guapísima', incluso coger la barra de labios y escribirlo en el espejo, y leerlo diez, veinte, cien, hasta mil veces si hace falta. Y al final eso te ayuda y te funciona, te lo digo yo que lo experimento muchas veces.
-Eso es algo muy positivo, sobre todo como consejo, chica.
-Ey, chico, que hoy no te he dicho una cosita. Que Te Amo...
-Genial, porque yo también Te Amo, Angela...

Hablar de como potenciar la energía y lo positivo en la vida de uno es remontarnos a experiencias, prácticas -aprendidas o inventadas por uno mismo- y vivencias que demuestran que si uno repite muchísimas veces afirmaciones positivas, estas son capaces de mover una energía en el ambiente que atraerá si o si a las personas, circunstancias y experiencias que busca en la vida.

Al igual que la persona que siempre piensa en negativo, o siempre le busca las vueltas a cualquier experiencia pensando que no todo puede ser tan bueno, y en vez de vivir el presente se instala en el 'y si...', al final esa persona no transforma su vida en la medida en que podría hacerlo.

-Recuerdo yo, Angela, cuando practicaba yoga y crecimiento personal -hace ya lo menos quince años-, que un fin de semana quedamos un grupo en la clase, y lo que hicimos fue que uno a uno poníamos una cartulina gigante en la pared. Al que le tocaba ponerla, se quedaba de pie al lado de ella, y el resto, con rotuladores gordos que se quedara bien grabado, iban escribiendo lo bueno que sentían de esa persona, lo positivo que conocían, de su forma de ser y actuar. Por ejemplo, escribíamos 'Eres un chico malísimo. Tienes un gran corazón. Me encanta la alegría que siempre llevas encima. Tu forma de ser es maravillosa', y cosas así. Y te digo que la gente terminaba emocionadísima y sintiéndose con una energía y una alegría en el corazón enormes.
-Uf, que precioso tiene que ser eso, Víctor.
-Verdaderamente precioso. Uno imagina que van a escribir algunas cosas si. Pero me escribieron y pusieron de mi tantas cosas buenas, positivas, alegres, divertidas, que realmente hasta lloré de emoción. ¡Les transmitía todo eso y más!. Y encima sientes como te lo dicen mirándote a los ojos, y eso, cuando es tan sincero, no veas como te sube todo.
-Es que imagino que en esos momentos solo escribes desde el corazón, siendo sincero, lo que de verdad sientes, porque al final se crea un momento tan especial, que no hay cabida para lo falso, solo para palabras y sentimientos sinceros desde el corazón. Y para decir desde tu corazón y tu alma lo que ves en esa persona.
-Exactamente.
-Es como un día de la semana pasada. Venía yo por el río, caminando ya por la orilla junto a los naranjos, cuando un paisano que estaba de pie en la puerta de su casa, me dice al pasar '¿Qué tal, chaval?. Ya vuelves de correr, ¿no?. Así da gusto, ver gente tan sana como tu'. Te puedes imaginar el vuelco que me dio el corazón -como los orgasmos del alma-, que un abuelo -era muy mayor el hombre- te diga unas amables palabras sonriéndote con franqueza y con una sonrisa limpia y sincera.
-Eso si es verdad.
-A eso lo llamo yo 'magia', Angela. Que un hombre muy mayor, de la huerta, que no espera ni quiere nada en ese momento, simplemente porque siente en su corazón algo bello, te lo expresa, lo comparte contigo, y encima que se refiere a ti mismo. Eso no tiene precio, el vivir momentos así.

Y tal como nos contábamos estos momentos mágicos que habíamos vivido los dos, y como nos sucedían cosas extraordinarias, tan llenas de algo que parecía sobrenatural, y que eran señales de la vida que tocaban a nuestra puerta. Tal como nos sucedía esto en el día a día, nos iba sucediendo a los dos en nuestra relación a través de internet. Experiencias y momentos compartidos que nos tocaban de la misma manera, y nos hacían sentir cuánto deseábamos estar juntos, vivir momentos así, y darnos esos momentos uno al otro.

Y lo estábamos consiguiendo. A través de la red, todavía. A través de una red social de contactos. Daba igual el medio que fuese. Lo estábamos consiguiendo.

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