viernes, 11 de noviembre de 2011

28. (6 de enero 2010)

-Si me has leído, Angela, pues... 1.000.000 de besos, amor...
-Claro que te he leído, Víctor. Hay que ver como me llegan esos besos tuyos. Que maravilla.
-Normal que te lleguen, ya sabes cuánto te quiero, chica, y que comparto amor contigo cada vez que conectamos.
-Esta tarde me pillas un poco 'plofff'. Pero vamos, no te apures chico, que me pasa solo cuatro tardes al año. Vamos, que me sucede con las estaciones, y ya le ha tocado al invierno.
-A ver, mujer. Eso tenemos que solucionarlo...
-Pues si, chico. Pues si...
-Mira, Angela. Me gusta tu estilo, eres una mujer estupenda, me gusta muchísimo tu forma de expresar, y la forma en que compartes conmigo. Eres muy bonita, tienes un cuerpo de infarto -jajaja-, y además cuando podamos vernos será mucho mejor aún. Eres auténtica, espontánea, natural como la vida misma...
-Ufff, ¡gracias!. ¿Ves?. Ya me has arrancado una sonrisa. Desde luego, tu corazón es grande como el mundo, Víctor, de eso no me cabe duda.
-¡Y como no!. Besos para ti... de libertad, de agua fría de montaña, de esos tan especiales de vainilla y licor de cerezas... todos para ti, Angela, porque Te Amo, mujer...
-Los mismos besos te envío yo a ti, chico mágico, pero multiplicados.

En los momentos en que uno de los dos, o los dos, nos tocábamos el corazón a través de la red social, y de internet, inmediatamente se nos humedecían los ojos, y la intensa alegría que sentían nuestros corazones fluía a través de nuestros rostros. Era normal ver en la pantalla del ordenador de alguno de los dos 'vaya lagrimones de alegría me están saliendo del corazón'.

Y es que Angela y yo en todo momento sabíamos -porque ya nuestros corazones lo pensaban así, que iba a suceder o que podía sucedernos de seguir compartiendo amor y cariño de esta manera- que esto avanzaba a pasos gigantes cada día, y nos llevaba mucho más lejos de lo que intuíamos.

Hay una hermosa fábula sobre esto, que resulta interesante contar. Ya que mucha gente actúa primero sin pensar en las consecuencias que pueden tener sus actos. O no actúa cuando verdaderamente si lo hiciera siendo consciente de que puede llegar a ocurrir, sus vidas darían un giro positivo en todos sus sentidos, en el de la pareja como nos pasaba a nosotros también:

"Un antiguo rey, volvía de un largo parlamento con otro rey, acompañado por su séquito. En eso que en un recodo del camino, vieron a un hombre mayor sentado sobre un tronco degustando unas frutas. El rey, que tenía fama de muy sabio, creyó ver en el hombre a un verdadero maestro, por lo cual se detuvo al lado de el.

-Majestad, os dare un buen consejo a cambio de cien monedas de oro -dijo el venerable anciano-.
-Ja, jajaja, jajajajaja... -comenzaron a reir los nobles que lo acompañaban-. ¡Majestad, este hombre quiere estafaros!. Un consejo, de acuerdo que os quiere dar. Pero... ¡Cien monedas de oro!. ¿Acaso te has vuelto loco, viejo?.
-Majestad. No os diré que no escuchéis a vuestros amigos. Solo diré una vez más, que si queréis un verdadero consejo, habréis de darme cien monedas. Si no, seguid vuestro camino.

El rey, tras reflexionar, mandó que se le diesen las cien monedas.

-He aquí mi consejo: Nunca comiences nada, sin que antes hayas reflexionado cual será el final de ello.

Los nobles se empezaron a enfadar.

-¡Silencio!. No tenéis motivo para hablar mal de estas palabras. Nadie ignora que deberíamos reflexionar antes de hacer cualquier cosa. Sin embargo, diariamente lo olvidamos y esto tiene terribles consecuencias. Gracias por tus palabras, anciano.

El rey hizo escribir en todas las paredes de su palacio y sus estancias dicho consejo, para perplejidad y asombro de todo el personal de palacio y sus más allegados.

Poco después, un enemigo del rey decidió matarlo. Consiguió sobornar con una fuerte suma de dinero a su médico, para que este le administrara en una de sus curas un potente veneno.

Ese día llegó. El rey, como de costumbre, se tumbó en su sillón, y cerró los ojos. El médico, preparado con las agujas para una punción, las sumergió en el líquido con el veneno. Al levantar la cabeza para mirar al rey, vio escrito en la pared el consejo del viejo del camino.

'Nunca hagas algo sin haber reflexionado antes las consecuencias de ello'.

El médico se dio cuenta entonces, de que si mataba al rey, el intrigante enemigo lo mataría a él para evitar testigos, con lo cual perdería su vida. Sus ojos comenzaron a llorar, a lo cual el rey, abriendo sus ojos, le preguntó al médico que le ocurría. Este, azorado y temeroso, le contó toda la historia.

El rey, mandó apresar a quien quería matarlo. Ese día reunido una vez más con sus nobles y asistentes durante la comida, dijo:

-¿Alguno de vosotros todavía se ríe o está molesto por las palabras que me dio de consejo el anciano?."

Si. Por supuesto que también nos encantaba compartir historias de las de siempre. Cuentos de tradiciones como la india, la sufí o similares, que estaban llenos de mensajes, y de sabiduría. Angela los leía con deleite, y ambos, leyéndolos y escribiéndonos, nos enriquecíamos a la vez que nos hacíamos más y más conscientes de la Vida.

-Chica, acabo de sacar al perrillo de la sobrina, que hoy duerme en casa, y he cogido la ruta de cruzar el puente del río que hay al lado de mi casa para mirar el termómetro a ver que temperatura marcaba. 8 grados. Pero no hacía sensación de frío. Si lo se te hubiese invitado, para dar juntos un paseo, muy abrazados, sintiendo la ternura de tus caricias. Muy juntitos los dos, para no enfriarnos, Angela.
-¿Lo ves, mocoso?. Esto son los 'orgasmos del alma'. Como ahora mismo, que de tanto como me transmites estoy llorando de alegría, y a la vez riendo y dando gracias a la Vida.
-Eso está muy bien.
-Por cierto. ¿Te ha llegado el correo que te envié?. Son unas fotos que me hice esta mañana, parecidas a unas tuyas que me enviaste.
-Si, si las he visto, Angela. Vaya casa que tienes, parece un palacete vista así desde fuera y desde el aire.
-Que dices, si es una casa normalita.
-Pues se ve estupenda, chica. Vamos, que no hay color comparando con mi piso. Son diferentes, como no. Pero tu casa es preciosa.
-Tiene dos plantas, pero en la de abajo también tengo de casi todo, con lo cual durante el día no me hace falta subir. Bueno, está mi habitación con el ordenador, que para eso si subo, para estar más a mi aire escribiéndote y eso.
-Yo, si me metiese o pudiese construirme -bueno, diseñarme- una casa, sería toda baja, no quiero incomodidades de muchas escaleras y demás. Y la haría muy funcional, da igual que fuese de estilo antiguo, para que diese poco trabajo -limpieza, mantenimiento...-. Con una buhardilla quizá, pero baja al fin.
-¿Te has fijado en la terraza de la mía vista desde arriba?. Tiene forma de corazón.
-Si, jajaja. Por eso te digo que me parece chulísima. Porque tienes una casa con mucho corazón, y eso es genial.
-Eso si, Víctor, tienes razón en lo de planta baja y que sea amplia sin ser demasiado grande. Esta da bastante trabajo para limpiarla.
-A mi me gustan las casas con estancias amplias, donde entre mucha luz natural, donde se pueda llenar el ambiente de energía positiva por todos lados...
-A mi también me gustan así, eso es verdad.
-Esto de los mapas en el ordenador y las vistas sobre fotos son geniales, Angela. Igual que he visto tu casa desde fuera, vi las calles del barrio de Madrid donde pase mi infancia y, viendo sitios concretos, me han venido montones de recuerdos y buenos ratos con mis amigos de pequeño.
-¿Y dónde era eso, Víctor?.
-Era en San Ignacio, el barrio que está al lado de Aluche.
-Vaya, imagino que si que eran buenos recuerdos, chico.
-Ya te digo, mujer.
-Yo tengo buenos recuerdos de San Martín de Valdeiglesias, de donde mi es mi familia materna...

Y así seguíamos y seguíamos desgranando historias. Historias de cientos de años atrás, o historias de nuestra familia, nuestra infancia, o recuerdo interesantes, divertidos, pícaros o intensos que habíamos vivido. Todo daba para contarnos cosas, y seguir compartiendo un amor que a cada segundo nos acercaba más el uno al otro, y más nos hacía enamorarnos.

Enamorarnos y compartir amor sin límites...

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