jueves, 29 de diciembre de 2011

42. (28 enero 2010)

-He llegado de la academia, he picoteado algo de lomo, queso, ensaladita de lechuga, aceitunas, vinagre de Módena -por darte ideas-... ¡Y que narices!. Que sigo deseando que seas muy feliz, Angela, que tu vida se llene de buenos momentos, que tus proyectos tengan una maravillosa realización, así como tus sueños, que se cumplirán...
-Te aprecio, mujer. Te quiero y te amo con el corazón y el espíritu. Y siento una corriente de energía muy positiva que como siempre nos hace estar conectados tu y yo, y que sentimos en momentos a lo largo del día... ¡Eres eeeeeeeeestupeeeeeeeeenda!. Y un solete de mujer. Besitos, besos, besazos, besotes, millones de besos, chica preciosa.

Nuestras cabezas bullían de pensamientos del uno hacia el otro. Yo sentía cada día con más fuerza que algo me hacía ser consciente de lo conectado que estaba a ella en todos los sentidos. Teníamos nuestra forma de ser, cada uno sus gustos y preferencias, veíamos y sentíamos la vida cada uno a nuestra manera. Y sin embargo nos embargaban las más poderosas y fuertes emociones al conectar, y una alegría intensa que nos hacía muy difícil el cortar las conversaciones una vez que habíamos empezado a escribirnos.

-Holaaaaaaa...
-Hellow...
-¿Cómo está mi chico preferido?.
-Yo muy bien, corazón. ¿Y tu, princesa?. Estaba a puntito de irme a la cama cuando te vi en verde, chica.
-Yo acabo de llegar a casa con un frío metido en el cuerpo que no veas.
-Pues yo te doy calorcito cuando te venga bien, Angela, mmm...
-Venga, Víctor, hazme un sitio a tu lado porque estoy muertita de frío, y ahora mismo me viene muy bien, jajaja...
-Hecho está.
-Además, como ya se como es tu calor, pues me gustaría ahora mismo mucho sentirlo.
-Si. Abrazarnos, sentirnos, y dormirnos calentitos. Bueno, la verdad, dormirnos... después de hacer el amor, que los dos sabemos que nos sienta de maravilla.
-Tu lo has dicho. Nos sentaría de maravilla. De hecho ahora mismo, me pegaría a ti como una lapa.
-¿Sabes?. Recuerdo la plaza de la Esperanza, Víctor. Besándonos, dándonos esos besos tan especiales, tan ricos. Y en el semáforo, cuando salimos de cenar. Que sensaciones...
-Es que besarte así, con decisión y atrevimiento, darte la vuelta y comerte a besos, compartiendo tantas sensaciones, pues si que le dan vida a uno.
-A mi solo de recordarlos, chico, vaya si me dan vida, muchísima.
-Angela. Podemos hacer 'one thing'...
-¿Dígame?. Jajaja...
-'Una cosiya' en cristiano, digo.
-Como no puedo enrollarme mucho más escribiéndote por aquí, que me tengo que levantar muy temprano, y quiero y necesito estar despejado, te llamo desde la cama, hablo contigo que lo estoy deseando, y terminamos el día de una manera genial. ¿Qué me dices, chica?.
-Vale. Te llamo yo.
-Cierro el chiringuito este, y en unos minutitos me llamas, venga.
-Lo estoy deseando, Víctor, y ya sabes como...
-Mmmmm, cuanto vales, mujer... Como te amo, Angela...
-Como te quiero y te amo, Víctor.

Nuestras ocupaciones diarias, además de hobbies y otras cosas, nos dejaban conectar todos los días, pero aún nos trastocaban algo los horarios, y había días donde nos escribíamos poco, y exprimíamos toda la intensidad posible en escribir con más amor y pasión si cabe, por aquello de que la llama cada día brillase más en nuestros corazones.

Y así sucedía.

Como en las películas -solo que en este caso basada en un hecho real-, donde se suceden los mensajes, las conversaciones son cada día mejores y duran más tiempo, el teléfono va siendo el confidente de nuestros finales de día al acostarnos, deseando que el día no termine nunca, o mejor aún, que para nosotros no haya cansancio alguno.

'Mens sana in corpore sano'. Yo digo más aún. Mente sana en un cuerpo sano, si. Y pensamientos positivos y amor en el corazón, también. Desde que Angela y yo estábamos escribiéndonos, conectando, y las dos veces que ya nos habíamos visto, estaba claro que mi cuerpo, mi cabecita y mi corazón funcionaban mucho mejor. Recomiendo a todo el mundo, que aunque tenga el equilibrio en su vida -interior y exterior- conseguido, tenga también una persona con quien compartirlo en el amor de la pareja. No hay mayor felicidad que ver como tu pareja -Angela- se emociona de alegría a tal punto que lágrimas en forma de diamantes caen por su mejilla, y van a parar a mis manos, para llenarlas de vida. Vida que ella siente ahora cada vez que nos cogemos las manos para sentirnos uno al otro.

Tan importante como es estar uno consigo mismo en paz, y levantarse cada día sabiendo que no le debe nada al anterior, es darse cuenta de que a tu lado tienes a una persona maravillosa con quien lo compartes todo y que llena tu vida, y que con ella creamos juntos algo más profundo, más bello, más grande que nosotros mismos. Una persona que sabe que el sentido de la vida es vivir, y compartir la felicidad.

Algún día, quien sabe, la raza humana llegará a tal nivel de desarrollo mental, que la telepatía vendrá ya genéticamente en los niños al nacer. Y los amantes en la pareja sentirán al mismo tiempo lo que está sintiendo en todo su ser tanto uno como el otro. Y ese día las personas sabrán que el Amor lo puede todo, hasta transformarnos y cambiar el mundo hacia algo mucho mejor.

Yo lo he comprobado y lo vivo cada día, en nuestro pequeño mundo que es la pareja. Y os digo que es posible.

jueves, 22 de diciembre de 2011

41. (25 enero 2010)

Soñar, cuando pones toda tu imaginación en dibujar y plasmar en imágenes en tu mente recuerdos, momentos vividos y expresados, besos de mil maneras diferentes, detalles escritos bien en papel bien en el ordenador, deseos y sentimientos puestos ante el altar de la corriente de la Vida, y casarte con el destino que no es otro que el que uno mismo desea escribir. Soñar...

Solo se vive una vez. No hay que intentar, hay que vivir. Comprender que hoy somos y estamos, y quizá mañana no estaremos. Entender que no venimos al mundo para pasar por él, sino para vivirlo. Que no se tiene una pareja solo para continuar en nuestros hijos o por no estar solos, que además de eso, se tiene una pareja para poder descubrir el Amor Verdadero, algo más grande que uno mismo, que hace entregues cuerpo y alma a darlo todo por la relación de pareja.

Y soñar. Soñar, y volar...

-Angela, ¿Tu has sido consciente alguna vez dentro de tu sueño de que estabas soñando?
-No, que yo sepa. Si que he soñado muchas veces con lo que quería, eso si.
-Te lo digo porque con mucho entrenamiento, si que se puede conseguir el darse uno cuenta dentro de un sueño que estás soñando, e incluso cambiar cosas a tu antojo o hacer cosas que se te ocurran.
-Ufff...
-Ya te digo, Angela. Por lo de conseguir nuestros sueños. Ha habido investigadores serios, que se han ido al Himalaya, y en los monasterios, hay monjes que se entrenan en ello. Y por ejemplo, deciden que usan sueños para hacer que profesores y maestros les den clases de lo que necesitan o desean -idiomas, música...-.
-Niño, eso es alucinante.
-Ya te digo, chica. Ya te digo...
-Yo una noche me acosté deseando soñar contigo, y soñé. Nada especial, pero apareciste tu en mi sueño.
-Ya. ¿Y crees que si quieres puedes repetirlo más o menos a voluntad?. El soñar con lo que deseas, digo, casi siempre que quieras.
-No, eso ya ni mucho menos a ese nivel, Víctor. Esa noche si. Fue precioso, pero no consigo recordar de que iba el sueño en el que salías tu.

Comenzamos la conversación hablando de los sueños, y de las infinitas posibilidades que se dan en ellos -o se pueden dar-. Cualquier tema nos daba pie para ir a otro, y así ir enlazando historias y experiencias personales, poniendo entre medias, delante y detrás nuestro amor y sentimientos, que eso siempre nos salía fácilmente del corazón.

-¿Sabes? He entrado al Badoo para ver que personas estaban conectadas, y al ver que estabas tu, me ha dado mucha alegría.
-Vaya, me alegro que haya sido así contigo, chica.
-Si. Estaba viendo la televisión, un rollo, y me sonó el móvil con un mensaje. Y me dije: subo a ver que es, y ya de paso miro a ver quién está conectado. Y apareciste tu, que maravilla.
-Tu como siempre bien dispuesta, Angela. Si es que te tengo que querer si o si, chica... Te envío muchísimo amor, amorosa mujer...
-¡Recibido!.
-Además que, ufff, dirás que no es para tanto. Pero besas de una manera tan estupenda -tenía que decirlo-. Lo reconozco, Angela, tu si que sabes besar a un chico como yo. Que pasión, que fuerza, que sensaciones...
-Que bueno, Víctor...
-Besos de lluvia recorriendo mi rostro, mojando mi pelo, gotas de agua golpeándome para demostrarme lo vivo que estoy, y dar gracias por poder sentir todo eso en mi cuerpo. Besos de lluvia para ti, amor, con todo mi cariño, Angela.
-Gracias, gracias, ¡gracias!.
-Chica, hace un día de perros hoy aquí. He tenido que salir, con paraguas, y lo he llevado cerrado porque el viento me lo iba a romper. Nada, mojarse un poco la cabeza, jajaja, mejor eso que no ir golpeando sin querer a otra gente.
-Aquí también hace un día malísimo, de viento y lluvia. Yo he estado toda la mañana en mi camita leyendo, eso no lo hacía así desde hace mucho tiempo, pero hoy apetecía.
–Hoy también me he alegrado, pues he recibido cuatro llamadas de amigos, que me han dicho, cada uno a su manera, que estaban 'plof', y que deseaban oír mi voz. Eso ha hecho que se me alegrase el día muchísimo. Y al final, todos contentos.
-Muy bien que has hecho, Angela, muy bien.

El amor es o no es. No hay 'amores imposibles', porque entonces es otra cosa, y no Amor.

Sientes la necesidad de expresarlo, de sentirlo, y de vivirlo. Preparas la comida con cariño pues deseas que la otra persona sienta tu esmero y pasión al prepararlo para ella. Haces las mismas cosas, pero con delicadeza, con alegría, con fuerza vital. Todo para mostrar al mundo cuánto amas a esa persona con quien deseas seguir viviendo momentos durante toda la vida.

En el amor, se construye. Se vive en común dentro de la pareja, y cuánto vive uno, el otro lo entiende. Cuánto le sucede al otro en su quehacer diario, uno lo hace propio. Un dar y recibir contínuo que llena las vidas y le pone autenticidad. Algo que rompe moldes porque lo que no tiene medida tampoco se puede contener.

Y el amor entre Angela y yo, como una presa a rebosar, sale con tanta fuerza que nos desborda, y riega la tierra de alrededor llenándola de Vida, de color, y de todo lo que puede existir.

Como muy bien expresó Quevedo en su poema:

"Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, más tendrá sentido;
Polvo serán, más polvo enamorado."

40. (24 enero 2010)

-¿En cuanto a hombres? Jajajajaja... ¿Perdón?. Creo que todavía sigo siendo un hombre. Espera, que me mire en un espejo... Si... sigo siendo un hombre.
-Ey Víctor, que en tin no, jajaja, se entiende.
-Que te juro que soy un hombre, chica.
-Eso no hace falta que lo jures, lo se, me lo has demostrado, y joer, que hombre...
-Nah, muy normalito, Angela, ya pudiste comprobarlo el jueves.
-Bueno. Tu pensarás que normalito, mmm... lo que yo pienso me lo reservo para mi.
-Ya... Y digo yo. ¿Qué es lo que pensará esta mujercita que se reserva?. Ya me pica la curiosidad.
-Pues no te lo voy a decir. Jajaja, se siente.
-Ok, no voy a insistirte, chica.
-Pero te adelanto que es muy, muy bueno, Víctor. Y que no, jajaja, que no digo más, ea.

No es que solo hubiese juegos, tanto eróticos como de pareja. Cuando dos personas se acaban de conocer, pues la curiosidad, la emoción de los primeros encuentros, pone una magia especial, unas condiciones estupendas para que surjan momentos únicos de recordar. Entre Angela y yo, todo eso había surgido con muchísima fuerza. Además que ya llevábamos la pasión, el deseo y las ganas de vernos desde que comenzamos a escribirnos por Badoo.

Estoy seguro que si a cualquiera de nosotros dos nos hubiesen dicho que nos íbamos a sentir tanto, y a conectar y compenetrarnos de esta manera, a los dieciocho años, igual nos hubiésemos metido en esta relación. Si ya la química a todos los niveles era maravillosa, con la frescura que aún tenemos, comenzando más jóvenes, donde mucho más está aún por descubrir, nos hubiese abierto las puertas de muchas más experiencias. Experiencias que aún nos pueden llegar, como no, pero en cada momento y época, surgen unas u otras, según nos encontremos y sintamos, tanto interior como exteriormente.

Desde luego que contar una historia así, desgranarla en capítulos más o menos largos, da una idea de conjunto de todo cuanto estábamos viviendo a través de internet. De como la demonizada 'red social', podía ser fuente de alegrías y de encuentros llenos de sentimientos y amor verdaderos. Es verdad que se mueven muchas personas que no llegan a nada, pues nada ofrecen y les da igual lo que esperan, o bien engañan y mienten con tal de conectar con quien desean.

También es cierto que gracias a que el mundo va cada día más hacia una conexión total de toda la gente, gracias en parte a poder compartir totalmente e instantáneamente desde cualquier lugar del mundo a dos o más personas, hace posible que la distancia que podía no unir a dos corazones y dos almas, las una, y las haga desear y desearse tan intensamente, que al final acaban juntándose.

Y así era como nos pasó a Angela y a mi.

Después de habernos visto ya, de haber estado juntos, sentíamos más la sana necesidad de estar juntos. Y como no, a pesar de la corta distancia que nos separaba físicamente, entrábamos a nuestro especial rincón en Badoo para aprovechar todas las horas posibles estando juntos, y conversando, fuese de lo que fuese. Lo que nos importaba era el hecho de estar juntos.

-Conmigo, esa conexión química y ese entendimiento, Víctor, si que lo ha habido.
-Es cierto, Angela.
-Ya ves, yo con lo dura que soy con los hombres, y contigo, como tu acabas de escribir, que fácil nos ha sido.
-¿Dura tu?. Nada de eso, tu eres alegre, abierta, maja y cariñosa, Angela. No hay nada más que ver fotos tuyas, para darse cuenta de lo bien que congenias con los chicos.
-Ya, no soy dura, porque soy muy sensible y cariñosa. Te lo digo a la hora de entregarme. Soy muy sociable, para entablar una conversación y acercarme a compartir, en general. Pero ya a ir más allá, pues busco algo más, profundo, bello y que muestre sinceridad y nobleza.
-Ahá, te entiendo perfectamente, Angela.
-Y contigo surgió, pues lo deseaba de todo corazón, el compartir contigo.
-¡Te lo has ganado!. Mmm... Venga ese achuchón tierno, mujercita. Venga un abrazo muy, muy juntitos, mientras te regalo un besazo lleno de sensaciones...
-Genial. No veas como lo he sentido.
-Yo soy muy tierno y enormemente expresivo, Angela. Siempre digo las palabras bonitas y positivas que siento hacia los demás, como me gusta hacerlo hacia ti. Incluso cuando no he tenido pareja a las chicas pero sin buscar rollo ni nada así, simplemente por mi forma de ser. Me suelen decir que es porque en mi corazón tengo sentimientos puros y alegres.
-Pues yo, como me decía un jefe mío del Corte Inglés, 'parece que te vas a comer el mundo, y a veces es el mundo el que te come a ti'.
-Ya va siendo hora de que te comas el mundo todos los días para desayunar, ya puestos, chica.
-Jajaja, menudo empacho niño.
-Cierto.
-Y además, Víctor, que yo cuando encuentro alguien que me gusta, ya voy dejando de lado lo demás para profundizar en esa relación, como me pasa contigo. No voy tonteando. Se puede jugar, en plan sano, y picarse mutuamente y tal. Algunos hasta me han hecho comentarios que son una completa estupidez, que pareciera están todo el día con el sexo por internet.
-Vaya.
-Si, gente con la mollera cerrada y algunos hasta guarros escribiendo, Víctor. Incluso algunos comentando lo celosos que se sienten de las cosas tan preciosas que escribes en mi página.
-Pues en vez de sentir celos, lo que pueden hacer es estrujarse la cabecita y pensar frases bellas para escribirte, no intentar encender tu parte erótica y sexual a ver si por ahí consiguen algo. Yo por ejemplo si soy otro y veo los comentarios de Víctor, te hubiese escrito: ¡Chica, me alegro por ti que te escriban cosas tan chulas!. Eso es señal de que eres una mujer interesante que vale muchísimo.
-Que bonito, Víctor... Ves, por que tu eres especial... Tu también te ganas comentarios como los que me escribes.
-Gracias, eres un encanto de mujer.
-¡Ooops! Me vas a sacar los colores, jajaja...
-Venga ya, si tu sabes que eres una preciosidad de mujer, Angela.
-Ahora soy yo quien te da las gracias.
-De nada.
-Y encima lo bien que besas. Que vaya besos los del jueves, chico... Besando tan despacito y tan suave. Es que lo recuerdos todos.
-Vaya, ahora soy yo el que estoy como un pimiento morrón, jajaja...
-Tus besos, Víctor, me llevaron a lugares que nunca había conocido, y a sentir sensaciones que desconocía por completo, y todas más que mágicas.
-Es que te siento así, Angela, y por eso quiero y deseo compartirlo así.

Vuelve a ser diciembre, y vuelvo a recordar que la Vida me ha hecho un regalo, que estoy seguro que más que para mi -que también- era para Angela. El conocer a una mujer que lo da todo y se abre a todo, desde el Amor, y desde la experiencia. El saber que dos corazones desean compartirlo todo, dos almas que se unen en la belleza de lo sutil y lo profundo, dos cuerpos que sienten la excitación de saberse deseados mutuamente.

Angela en su estado más puro.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

39. (23 enero 2010)

-Toc, toc. ¿Se puede?.
-¡Hola mi niño!.
-Heeeeellowwwww... ¿Cómo estás, chica?.
-¡Bien!. ¿Y tu?.
-Pues genial, con lo de ayer. Aún estoy con las pilas puestas de lo de ayer. Tanta energía circulando entre tu y yo, tanto placer en todo, nuestras pieles sintiéndolas... Que me acosté a las seis y media, me levanté a a las diez menos veinticinco, y oye, como nuevo, sin cansancio ninguno ni sueño -efectos de un muy buen momento íntimo, mmm-.
-Me alegro de que sintieras eso, Víctor, porque yo no veas como te sentí, te lo juro que nunca imaginé, que sentiría tanto cariño por tu parte. Eres verdaderamente dulce. Y como sabes tratar a una mujer en esos momentos. Me encantó de veras. Me encantó.
-Si, eso creo yo. Me gusta tanto la combinación de sentir a una mujer muy excitada, llena de placer, y a la vez contenta y feliz, que por eso, al verte y sentirte así, crecía en mi la excitación, con lo cual fluía todo mejor entre los dos.
-Chico, no fue solo por el placer físico que me hiciste sentir, sino por todo lo que interiormente sentía al mismo tiempo.
-¿Si?. Pues genial si lo sentiste así, Angela. Desde luego, compartir así con una mujer, es todo un lujo, jajaja...
-Dios mío, ahora lo estoy recordando, y chiquillo, se me eriza la piel.

Para nada era precipitación lo que hubo entre nosotros. Los dos comprendimos al instante de vernos por primera vez -ya unos días atrás-, que en nuestros corazones, en nuestro interior, a nivel del ser, ya estábamos de alguna manera íntimamente conectados.

Existía tal nivel de entendimiento entre nuestras manos, a la vez que complicidad en las miradas y los gestos, que cualquier límite, barrera, obstáculo o impedimento hubiese sido en balde, pues desde aquel momento en que se produjo un abrazo entre los dos, la chispa del sexo fue inmediata. Habíamos juntado al fuego y la paja, y ya se sabe que esta mezcla provoca grandes llamas, y un fuego poderoso que se extiende a todo cuanto es y hay a su alrededor.

Después de provocar y avivar estas llamas, de poner toda la paja posible y producir un calor capaz de derretir cualquier cosa, aún seguía el calor. Esto nos confirmaba que el explosivo momento sexual entre los dos no había sido fruto de un simple encuentro, sino que los sentimientos y algo más profundo en el terreno del amor estaba tomando forma.

Hacer el amor entre los dos, sabiendo que cada uno deseaba la felicidad del otro en ese momento, por encima de la propia, era la guinda del pastel. Nos desbocamos como dos caballos salvajes corriendo por la llanura, dimos rienda suelta a la pasión y al momento íntimo sin ningún tipo de límites, abriéndonos a un placer que nos hizo disolvernos y casi perder la conciencia para entrar a formar parte del universo. Alcanzamos un nivel de excitación y deseo, que hoy día sigue creciendo, y nos asombramos de no saber hasta dónde podemos llegar en nuestra intimidad, algo que nos fascina y nos hace ser conscientes de cuán importante es el sexo en una pareja y, sobre todo, lo mágico y maravilloso que es ese mismo sexo unido al amor de los corazones.

Y de que fue así, daban testimonio nuestras palabras que como una mecha encendida corrían por la pantalla del ordenador y salían apretujadas en el ordenador de la otra persona, y viceversa.

-Ufff, ¿Pero tu eras consciente de lo que me hacías disfrutar?.
-Pues ya ves, Angela, que sentí más bien poco. De hecho estuve que casi me dormía, pero al final aguanté como un jabato. Jajaja, bien sabes que estoy de broma... Teníamos en esos momentos tantos puntos sensibles que todo era sensación, chica.
-Yo solo se, Víctor, que en esos momentos, sintiéndonos los dos, me dejé llevar por la magia del momento. Y te puedo jurar que en esos momentos era la mujer más feliz del planeta.
-Lo se, Angela. Hubo tanto espíritu, tanta energía positiva, pensamientos bellos y más, todo unido a una explosión de placer, todo al mismo tiempo saliendo de uno al otro...
-Menuda locura más buena, mmm...
-¿Pero bueno?. Jajajajaja, ¿no se suponía que tu ibas para monja y yo para legionario de Cristo?.
-Si señor, que bueno eso que acabas de escribir.
-Si me lee el Papa, chica, me condena directamente al infierno.
-Yo no recuerdo hasta la fecha haberlo vivido y experimentado igual, con eso te lo digo todo, Víctor. Así que creo que nos condenamos los dos.
-Pues seguro que si.
-Eso si, si me condena, y a ti conmigo y nos pone juntos, bendita condena, jajaja.
-No te preocupes. El de 'arribita' tiene cosas más serias en que pensar -por ejemplo ver si le da una patada en el culo a unos cuantos políticos, corruptos y demás, y los manda para abajo derechos- que fijarse en algo inocente como nuestro encuentro íntimo.
-Pues si nos condena, chico, que sea dejándonos juntos, con nuestro espacio y forma de ser, sino va a ser que no, que aquí también pongo yo alguna condición.
-Grrrr, ¡guau!. ¡Guau, guau!.
-Si, jajaja, ya me acuerdo de ese momento. Dios, la risa tonta esa que no puedes parar, y en esos momentos, fue buenísimo llegar a lo máximo y empezar a reirte a carcajadas.
-Fue un momento divertidísimo, y a la vez intenso.
-Es que cuanto más lo pienso, Víctor. Todo desde que nos hemos conocido... esas sensaciones... era como conocernos ya desde hace años.
-Si. Ha habido buena conexión, sensaciones... vamos, dos personas que se conocen de toda la vida.
-Esto no es lo normal, pero nos ha tocado vivirlo a nosotros, y no sabes como me alegro muchacho de que haya sido así.
-Pues si, Angela, al menos esa experiencia que nos llevamos. Ya tenemos algo para recordar siempre. Y una buena química entre los dos, que eso siempre es positivo.
-Es que si yo te conozco a ti de hace tiempo, y me cuentas una historia así, igual hasta pienso que vaya un fantasma de chico, jajaja.
-Es difícil de contar y que no piensen o que estás fardando de más, o que estás inventándote una historia mucho mayor de lo que realmente es. Son experiencias tan íntimas y personales, que tus amigos del alma si se lo creen si uno lo cuenta pues te conocen a fondo y conocer realmente tu forma de ser. Porque es algo tan sumamente especial entre dos personas que se acaban de conocer, algo tan grande y tan hermoso, que realmente cuesta creer que haya salido así -aunque se comprenda y entienda que sí que ha ocurrido-.
-Y tampoco lo cuentas, Víctor. Porque es algo que no deseas pierda la magia. Cuentas 'que' ocurrió, pero no 'lo que' ocurrió. Solo el hecho de que pasó algo.
-Es que es eso. No lo cuentas con pelos y señales, con fotografías y capturas de pantalla, mensajes y demás. Pero si das una ideal general de lo que fue, para que se comprenda como fue el momento en cuestión.
-Claro. Imagina que ha estado antes de conectarnos una amiga, y me ha mirado a la cara y me ha dicho: no te pregunto nada, porque tu cara lo dice todo. Fue una noche fantástica.
-Eso si que está bien, Angela.
-Y le he contestado: amiga, fue deliciosamente fantástica, pero no la noche sola, sino con la compañía que he estado, ha sido especial, de un dulce inigualable...
-Mmm, tengo en el frigo, Angela, un poquito de helado de tarta de queso. Creo que voy a comer un poco, sin pasarme...
-Ey, yo también quiero...
-Bueno, te doy un poco, ya podías estar cerca y así dártelo realmente, no con la imaginación.
-Va, puedes decir: este para mi, este para Angela, este para mi...
-¡Eso me gusta!. Así no me cojo yo todas las calorías, jajaja... Si fuese tan fácil, Angela.
-Ya ves, sería curioso que pasase eso.
-Bueno cielo. Que a pesar de la energía que tengo y del subidón, solo he dormido tres horitas y algo, mis ojillos si que notan ya que necesitan descansar.
-Vale mi niño, pues pasa una buena noche y descansa.

Ya lo creo que iba a descansar. El sueño, de tan a gusto que se siente uno tanto por dentro como por fuera, llega de manera relajada, pero profunda, y después de compartir con Angela, era más que eso incluso. Era un sueño revitalizante que llenaba de energía. Era dormir en los brazos de la Vida, acariciado por las manos de esta preciosa mujer.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

38. (18 enero 2010)

¡Encuentro al fin!.

Angela y yo nos habíamos visto. Habíamos podido comprobar y sentir lo que llevábamos tiempo viviendo a través del ordenador. Toda la catarata de emociones que los dos deseábamos compartir se hizo posible y más real que nunca. Fueron unas horas, que aún pasando deprisa, se nos hicieron eternas, de lo mágicas que nos sucedieron, como no, dándonos el uno otro y entregándonos con pasión al momento.

-Hola Víctor, buenos días. ¡Has entrado en mi perfil y no has saludado!. Mmm, hice lo que hice y no me arrepiento, es lo que deseaba y así lo expresé. Fueron unas horas especiales, para mi preciosas... Te Quiero. Besos...
-Desde luego, amor... ¡Cómo puedes decir eso!. Encendí el ordenador y entré, si, pero saliendo por la puerta ya y ni escribí ni hice nada. Yo he pasado una de las mejores noches en muchísimo tiempo, maravillosa, y gracias a ti, Angela. Ya quisieran muchos poder disfrutar de una compañía como la tuya, en ese plan tan sano, y a la vez llegando a algo tan intenso. Eres una delicia de mujer, así que... ¡hoy mejor que ayer!. Besos... Te Amo, preciosa Angela...
-¿Cómo estás, corazón?.
-Estupendamente bien, chica. ¿Y tu?.
-Yo muy bien, Víctor. Me ha encantado conocerte, eres igual que me imaginaba.
-Gracias. Mmm, espero que disfrutases del ratito compartido, Angela. Eso es lo que quise compartir contigo, y que a la vez sintieses cuánto deseaba conocerte y disfrutar de un momento así.
-El tiempo que estuve contigo, fue maravilloso, estaba llenita de felicidad. Tu me la transmitías.
-¡Que bien!. Mira, me has dicho eso, y entre las nubes grises, ha salido un rayo de sol. Vaya mano que tienes, amiga -acariciando, se entiende-, jajaja. Me siento muy orgulloso de poder decir que comparto así contigo, en serio.
-Yo también me siento orgullosísima, Víctor.
-Además que ufff, Angela, tu dirás que no es para tanto... pero besas de una manera tan estupenda... Lo reconozco, mujer, ¡tu si que sabes besar a un chico como yo!. Que pasión, que fuerza, que sensaciones, que chulo y bonito...
-Jajaja, anda, tu si besas bien. Tus besos me decían todo de ti. Me encantó saber a que sabes.
-Besas, y a la vez te diviertes y juegas besando, y te apasionas en cada beso, y lo conviertes en algo mágico, en algo chulísimo, en algo genial... Es una pasada de sensación, vamos. Aún estoy saboreando tus labios y tu lengua, Angela, pues me has dejado una sensación tan agradable...
-Y tu sabes a gloria, sabes a limpio, a transparencia. Niño, que me gusta como sabes.
-¿Sabes una cosa?.
-Dime, Angela.
-Me hubiera encantado estar contigo los dos solos, tranquilos, sentir tu piel, sentirte cerca, estremecerme entre tus brazos.
-Eso lo haremos seguro, chiquiya. Ya nos acariciaremos y nos daremos un masaje relajante con nuestra piel, rozándonos y abrazando nuestros cuerpos.
-Tu piel la he sentido, pero me refiero a nuestros cuerpos, Víctor.
-Y como no, tenemos aún pendiente abrazarnos un buen rato sin soltarnos, para sentir la respiración del otro, y transmitirnos todo cuanto nos salga de dentro hacia el otro. Todo llegará.
-Ya lo se.
-Me pareció algo precioso, porque pude sentir todo cuanto tu Ser expresaba en esos momentos, y eso hay que sentirlo como tu y yo hicimos anoche.
-Víctor, eres súper especial, y dulce.
-Tu si que sabes sacar lo mejor de una persona cuando está contigo, Angela. Nos dijimos tantas cosas positivas del uno hacia el otro, que tengo energía de sobra, jajaja.
-Joer, COMO TE QUIERO.
-¿Ves?. La Vida, cuando uno es consciente y hace lo que hay que hacer, repito, la Vida entonces, nos trae momentos como los que compartimos ayer. Eres una mujer tan, tan amorosa, que a tu lado lo único que me daban ganas era vivir el momento, y que fueses feliz.
-¿Entonces te gustó?.
-¿Gustarme, Angela?. Fue muchísimo mejor de lo que me había imaginado, corazón.
-Ahora tengo tu mano colgada -la de papel- enfrente de mi, la miro, y sonrío. Me encantan tus manos. Bueno... rectifico, me gustas todo.
-Tu también me gustas, de tan expresiva que eres, eres pura energía. A ver si reduzco las fotos y te las paso.
-Las mías están muy bien, pero están muy cerca, se ve la alegría que teníamos, no veas chiquillo la boca que me sale a mi.
-Chica, en las que estás mordisqueándome el labio y con mirada traviesa, esas son las mejores.
-Si...
-En serio te digo, Angela, que no habría podido tener un encuentro mejor ayer que el que tuve contigo. ¡Madre mía!. Ya te digo yo que mereció mucho la pena. Ya te digo.
-Te quiero, chico. Te Amo.
-Te Amo, Angela. Sigue siempre así, con esa forma de ser tan estupenda que tienes...

En ese momento, como para hacer que el momento durase todo el día, la página se nos volvió loca a los dos, y, aunque nos escribíamos, o bien no llegaba nada de uno al otro, o llegaban varias frases todas de golpe, sin orden ni concierto alguno. Por lo cual, nos despedimos por ese día, saboreando el dulce néctar de la noche anterior. Recordando los intensos besos, las caricias, y las palabras que nuestros corazones se habían dicho, una vez más, pero ahora convertidas en sonido a través de nuestras voces.

En esa noche tan especial, entendí a la perfección lo que significa luchar por algo que quieres. Comprendí, que cuando deseas algo especial, siempre hay que intentar actuar por encima de uno mismo, nunca por debajo. Así pones toda tu energía en atraer eso que deseas.

Y que, por más que uno crea precipitarse, al final caes en manos de la Vida. Y la Vida, que busca la felicidad de las personas, te hace encontrar, como en mi caso fue con Angela, a esa persona que llena los días y las noches con su presencia, su amor, y su compañía.

jueves, 1 de diciembre de 2011

37. (17 enero 2010)

-¿Sabes que a mis amigas les ha encantado el 'ojo de tigre'?.
-Que bien, Angela.
-Me decían que por que la tocaba tanto y me la llevaba a la boca. Y yo les contestaba 'porque es mágica'.
-Ya imagino que les debió parecer raro, al no saber por que lo haces realmente y que sientes que te lleva a hacer eso.
-Eso solo lo sabemos tu y yo, Víctor.
-Efectivamente, amor.
-Pero luego cuando nos veamos por la tarde te diré lo que me pasó esta mañana.
-¡Quieta!. No desveles nada, jajaja. Que quiero que me lo cuentes cuando estemos juntos.
-No te lo voy a decir ahora. Pero fue en un momento que la toqué. Así mantengo tu curiosidad.
-Eres un encanto de mujer. Cuanto más te lo digo, más siento que es así.
-Niño, pues aguántate que ya son solo unas horas que quedan.
-Eres un encanto de mujer. Cuanto más te lo digo, más siento que es así. Y si, ¡ya nos veremos al fin! ¡Que ganas!.
-Mmm. ¿Te digo una cosa?.
-Si, dímela.
-No estoy nada nerviosa. Es que la sensación es como si tu y yo ya nos conociéramos y nos fuésemos a ver una vez más. Y es curioso. Porque yo siempre que voy a conocer a alguien por primera vez y tengo ganas, estoy dos días antes como un flan. Y contigo no me ocurre.
-Pues otra vez nos vemos, y voy yo, por ejemplo a San Javier, que podemos ir al cine, y te pilla cerca, y si luego nos apetece damos un paseo por la playa. Yo antes me iba algunos domingos temprano a la playa, a pasear yo solo, el mar y la orilla mirando el horizonte, en meses que no hay gente apenas.
-¿Sabes? Yo muchas veces en la playa he hecho corazones, poniendo en cada uno una cosa y un nombre. Una vez he llegado a hacer noventa y siete sin que se llevara ninguno el agua.
-Uf, Angela. ¿Noventa y siete?. Claro, pegados al muro donde están las duchas...
-Que va. Casi pegando al agua. Solo un día conseguí tantos. Vale que el mar estaba muy calmado. Un día, si paseamos juntos, intentaré llegar a los cien.
-Si un día paseamos juntos, ten por cuenta que llegas seguro, jajaja. Que somos dos a hacer corazones, chica.
-Yo una vez estando solo en la playa hice un corazón, y me salió pero que muy bien. Digo que me salió, solo uno, porque debía ser lo menos de quince por veinte metros, era gigantesco.
-Claro Víctor. Es genial. Hay momentos en que deseo hacerlos, y cuando los hago, me siento muy bien, hasta me río de mi misma, y me digo, que en el fondo sigo siendo una niña. Y me siento de maravilla.

La verdad es que para ser el día en que nos íbamos a conocer en persona, los dos nos encontrábamos relajados. Si, aunque pudiese parecer extraño. Es normal quedar para conocer a alguien, y por ello no sucede nada. Pero cuando se van a ver dos personas que sienten algo muy especial una por la otra, y que esperan con emoción un encuentro que desean mucho tener, los nervios del momento, el interés, la pasión con que se espera, todo hace que andes revuelto de ganas, mucho más que en un encuentro normal.

En nuestro caso, los dos sentíamos que era algo que nos llegaba en el momento perfecto. Nos conectábamos y comunicábamos de tal manera, que cualquiera diría que llevábamos ya años compartiendo, como si nos hubiésemos conocido mucho antes. Eso era lo que nos alegraba, emocionaba y extrañaba a la vez. El sentir que ya nos conocíamos, quizá a nivel del corazón y de nuestra propia esencia. Era como redescubrirnos.

Las frías noches de enero se tornaban cálidas, se habían vuelto acogedoras para los dos. Ya no estábamos solos en un océano de personas. Estábamos íntimamente conectados.

Como un álbum de imágenes, Angela y yo dábamos forma a un conjunto de experiencias tan aútenticas, tan especiales, tan llenas de contenido. Experiencias todas ellas surgidas al calor de una pantalla, en el susurrante sonido de teclas acariciadas por los dedos de la mano, mientras el corazón indica con palabras certeras los sentimientos que se deslizaban ante nuestros ojos al mirar lo escrito por la otra persona.

Una sinfonía de vivencias que eran nuestro mundo, nuestro espacio sagrado, nuestro templo. Melodías que conformaban el concierto de dos vidas que se unen para dar vida a una más grande, que siguen siendo dos, inseparables como los pilares de la tierra, unidos por lazos más fuertes que los de la propia vida. Juntos en el Amor Verdadero. Sin límites ni fronteras. Horizontes nuevos para descubrir hasta que punto dos personas que se aman lo dan todo por vivir el sueño de estar juntos.

Y cuando los barcos partan, perdiéndose en el horizonte del tiempo, camino de un nuevo amanecer, dos estrellas nuevas brillarán en el cielo con más intensidad que ninguna hasta hoy, juntas caminando por el firmamento para siempre. Aunque para eso aún faltan muchos años...