jueves, 19 de abril de 2012

50. Amanecer. De sábanas y paraísos...

Mientras nuestra historia va llegando a sus últimas páginas, con vuestro permiso -y sin él-, tomo al asalto este capítulo para ir directamente a la actualidad de la pareja, que no es el día a día ya que cada día nuestro tiene algo nuevo, diferente, especial y auténtico.


Con lo cual todo lo que pueda sonar a relación típica de pareja, olvidadlo. Si, de acuerdo, tenemos necesidades que cubrir, y obligaciones que por el momento nos llevan a tareas diarias, incluso dentro de la relación de amor que compartimos. Más siendo esto cierto, no es menos cierto que intentamos -y la mayoría de las veces logramos- que esas tareas tengan algo distinto cada vez, y que la vida que despierta a cada instante en nosotros dos se manifieste en ellas.


Cada mañana tenemos la sanísima costumbre de despertarnos al menos quince minutos antes de la hora en que pensamos levantarnos. Nos miramos a los ojos con ternura, y nos decimos un -o varios- TE AMO con tanta pasión como nos es posible a Angela y a mi. Nos decimos toda clase de piropos y palabras positivas y bonitas, lo cual nos lleva a tener una subida de energía juntos que nos pone por las nubes, estupenda manera de comenzar el día. Todo ello por supuesto acompañado de besos y algunos roces y caricias para sentir cada uno al otro.


Como nos suele quedar aún tiempo -ya que cada vez despertamos algo antes- para disfrutar del maravilloso estado del duermevela con la persona con quien compartes todo en la vida, tras habernos regalado el momento de palabras y sensaciones, Angela suele acurrucar su cabeza entre mi brazo y mi pecho, rodeando este con su brazo a la vez que nos volvemos a dormir un poco hasta ya levantarnos. Hacedlo así, por favor, probadlo unos cuantos días seguidos. Notaréis como vuestro día transcurre mucho mejor, y vuestro ánimo sube muchísimo.


Si el tiempo, o el día en cuestión permiten todavía estar en la cama, nos entregamos a hacer el amor, a veces muy suave y lentamente, otras despertando súbitamente para desbocarnos unos momentos y llenarnos de energía, de chi como la conocen los orientales, de despertar la kundalini o al menos intentarlo. Quede claro que tras hacer todo lo anteriormente escrito -los tres momentos uno después de otro-, el amor que hay en la pareja y que cada uno siente por el otro se multiplica por mil. Y no es que al estar tan enamorados -que también- funcione así de bien, es que fortalece la relación y le da un contenido tan amplio y tan rico en experiencias, que merece la pena si o si hacerlo.


Angela, como ya sabéis los que habéis leído los capítulos anteriores, despierta en la cama que para ella es la habitación imperial de nuestro pequeño palacio imperial. Unos días despierta siendo la dulce gata que camina casi sin tocar el suelo. Otros, cantando la alegría que su corazón siente -y cantándome a mi al oído y a mi corazón, algo inigualable-. Algunos, guerrera de la luz, haciendo volar a su caballo y corriendo hasta salírsele el corazón del pecho de tanto amor como ha dado en unos pocos momentos.


Yo, al igual que ella, también despierto.


Despierto cual Buda, con la sonrisa en mi rostro al contemplar a la mujer a la que amo con todo mi Ser. O despierto con el felino dentro del cuerpo deseando hacer de todo -y lo acabamos haciendo- con ella. A veces despierto viendo pasar todo cuanto hemos compartido juntos, y viendo todo cuanto me ha dado y me sigue dando Angela en la relación, y es tal la emoción que me embarga, que los ojos me lloran y la estrecho en un abrazo interminable. Ella aún tiene los ojos cerrados aún estando despierta, y también llora, y se emociona, y me abraza con más fuerza si cabe aún, deseando que la Vida nos permitiese fundirnos en un solo cuerpo y un solo ser.


Me gustaría poder haceros sentir en vuestra piel y en vuestro corazón toda la intensidad que la magia de estos momentos nos viene a nuestra vida, y se que las palabras se quedan, que digo cortas, más que eso, minúsculas, a la hora de poder describir tanta belleza.


Es posible que muchos de vosotros simplemente despertéis al nuevo día. Sin nada más que un simple beso y un 'buenos días'. Dando por supuesto que queréis a vuestra pareja y ella siente lo mismo por vosotros. Pues bien, podéis cambiar eso. Podéis al menos probar e intentarlo. Sorprender a vuestra pareja un día haciendo que cuando abra los ojos vea en un papel un corazón gigantesco lleno de TE AMO. O bien que al despertar os vea embobados mirando con una sonrisa tan amorosa que no pueda por menos que empezar a comeros a besos. Incluso al despertar buscar la postura en la cual vuestros sexos se toquen para sin moveros llegar incluso a excitaros mientras os dormís unos minutos más.


Ya veis que las posibilidades son infinitas, tantas como personas con gustos diferentes.


Yo por supuesto, ya tengo pensado como quiero despertar mañana junto a Angela. Y es...