domingo, 30 de octubre de 2011

20.

Los fríos días del invierno se van sucediendo, y el devenir del tiempo va acercando cada vez más, aún sabiéndose lejana, la nueva primavera.

Y, sin saber cómo, los corazones de dos personas despiertan un día sintiendo que desean compartir momentos juntos. Y a partir de ese instante, desean estar juntos, y encontrarse en cada ocasión que les es posible. Y esos dos corazones, de momento se juntan sin saberlo las personas a las que dan vida, pues ellas se conectan a través de la Red, de ordenador a ordenador, y estos traspasan las barreras del espacio para verse frente a frente.

-Víctor, por favor, dime una canción que te guste, y que desearas que yo la escuchase y la hiciera mía.
-Ok. A ver que piense...
-Una canción que cada vez que la escuche piense en ti.
-He de pensarlo bien, ya que quieres que sea algo muy especial. Me vienen varias a la cabeza. Veamos, que escojo... entre Rebecca Lynn o Angela Aki.
-Chico, yo en internet no encuentro nada de Angela Aki, que tu dices.
-Pues anda que no es famosa en Japón y cada vez más conocida aquí en Europa. Mira vídeos suyos en Youtube, ahí la encuentras seguro. Ya bajarte la música, pues no se decirte de donde. Canta en japonés.
-¿Es en japonés?. Bueno tu me la vas traduciendo, por ejemplo.
-Si, jajaja, espera que tome algo así como un año de lecciones de japonés, y luego si eso te pongo las letras en español. Como no esté ya traducida al inglés al menos, me va a costar lo mío, chica.
-Jajajajaja... Me encantas, niño, desde luego eres genial. Muuuuuaaaaak, te ganas besitos, que lo sepas.
-Eres un solete, Angela. Ya me estás dando esos besos en mis labios, que me gusta sentir los tuyos.
-Pues hasta que nos veamos, ya sabes, acerca tu cara a la pantalla, que los sintamos los dos.
-Hecho Angela, venga. Ya me acerco.
-Muuuaaaaak... muuuaaak... muak... muuuuuuuuaaaaaaaaaaak... muy suaves y despacio, para que los sientas más y mejor, Víctor.
-Yo también te he dado algunos, chica preciosa.
-Tus besos sabían a turrón, Víctor.
-Mmm... los tuyos, sabían a... ¡Croissant y nata montada!
-Ey, eso no vale, jajaja. ¿Cómo sabes que eso es lo que he merendado yo hoy? Fíjate que aún tengo el sabor.
-Anda ya... ¿En serio?
-Que si chico, que es en serio. Te lo juro, de verdad.
-Nada, quiero pruebas chica, a ver.
-Porque no tengo cam, sino te lo mostraba que todavía tengo croissants aquí conmigo.
-Tendrás que besarme de nuevo, para que pueda volver a saborearte y comprobarlo. ¿Qué me dices, Angela?
-¡Si! ¡Claro que te doy otro beso!
-Mmm.
-Muuuuaaaak...
-Estupendo, Angela.
-Mmm, como te quiero, chico.
-Bueno, como hemos comido dos cosas distintas, tu nata y bollería y yo turrón, se mezclan los sabores.
-Si, al final se difuminan unos con otros, Víctor, pero en este caso queda más el de la nata.
-Claro, es que si tu comes croissant con nata y yo ajos, pues como que mi sabor no deja mostrar el tuyo.
-Vaya ejemplo, eso si que es un sabor fuerte.

A veces podían ser conversaciones más de andar por casa. Otras veces muy intensas y románticas. Otras apasionadas, y llenas de sensaciones, y hasta de lujuria picante y sana. Pero todas llevaban sentimientos profundos entre los dos.

-Eres una persona estupenda, Angela.
-Lo soy, niño lo soy. Ahora mismo te estoy dando un abrazo enorme.
-Recuerda, que si algún día me sonríe la suerte, y me voy a una isla del Pacífico y monto un pub en la playa donde poner buena música para bailar, disfrutar de los amigos y sentir y vivir la Vida, por ejemplo en Bora Bora, Papúa o Seychelles, recuerda que te avise para que te apuntes y te vengas.
-Guau, Víctor, eso está muy bien. Segurísimo que me voy.
-Y nos perdemos, en el buen sentido de perderse, y ser inmensamente felices por dar un vuelco al destino y simplemente Ser y sentir, Angela.
-Eso, en el mejor de los sentidos.
-Sentarse a la orilla del mar, al atardecer, escuchar las historias de los turistas, contar las nuestras...
-A mi eso se me da muy bien, Víctor. Escuchar, que me cuenten historias y vivencias, quedarme con lo mejor de cada una de ellas, y enriquecerme con todo lo que pueda aprender. Eso sería una maravilla.
-Es algo muy bueno, fluir con la Vida y aprender de ella y de como actuamos y nos movemos en ella. Eso es cierto.
-Niño, cuando nos ponemos a escribir tu y yo, se nos va el tiempo. Fíjate...
-Ya lo se, nos pasan las horas y ni nos enteramos. Eso quiere decir algo muy bueno entre los dos, Angela. Lo bueno es que tu me puedes dar siempre una colleja para decirme 'eeeeyyyy, venga que tengo un sueño enorme, vamos a ir terminando por hoy'.
-Claro, ya tenemos confianza suficiente para decírnoslo.

Si que la había. Al conectar de manera tan clara y sincera, se había creado una conexión muy sutil, y había nacido una confianza mutua muy grande. Eso nos llevaba a contarnos confidencias, a hablar de temas profundos o complicados sabiendo en todo momento que la otra persona leía con el corazón y comprendía, poniéndose en la piel del otro. Eso era algo que merecía la pena.

Angela y yo gustábamos de las conversaciones lentas, donde se cuentan muchas cosas pero se van saboreando poco a poco. Lo cual no quitaba para que hubiese conversaciones muy subidas de tono. Y es que la Vida a veces junta a dos personas, que desean abrirse a la maravillosa experiencia de ser y estar con el otro. Y eso nos pasaba a Angela y a mi. Nos gustaba conversar, como no. Pero sabíamos que incluso al pasear agarrados de la mano sin decirnos nada, estábamos compartiendo todo. Mirarnos a los ojos ya era hablar de corazón a corazón. Era emocionante cruzar frases llenas de sentimiento y sensaciones, más a nosotros, que ya éramos capaces de hablar con el corazón directamente, nos podían sobrar las frases siempre que lo deseásemos.

-Mujer, quiero que nos demos una buena cantidad de besos, que dicen que besarse activa músculos del cuerpo y ciertas funciones y órganos se ponen en funcionamiento, y se queman calorías. Y eso me vendrá muy bien.
-¿Si?. Pues mándame muchos besos de esos, Víctor, que quiero quitarme cuatro kilos, que no es que esté gorda, pero los he cogido de más según creo yo.
-Hecho, ya nos daremos montones de besos, eso tenlo por seguro. Además de los que compartimos por aquí por la Red y te doy también.
-Aunque la gente me dice que estoy mejor así, que no me quite para nada estos cuatro kilitos, que no son tantos.
-Bueno, eso tiene solución, Angela. Nos damos cientos de besos, y como vamos a quemar un buen número de calorías, luego te invito a un postre y un delicioso capuccino y compensamos. ¿Mejor así?.
-¡Si! Buenísima idea. Si lo que a ti no se te ocurra. Me parece una idea magnífica, Víctor.

Creo sinceramente que hemos compartido tantísimos besos por internet y por la red social de Badoo, que las pantallas de nuestros ordenadores brillaban como recién estrenadas no de no usarlas o limpiarlas demasiado, sino de tanto como las rozábamos con manos y labios.

-Por cierto, Angela, pásame a tamaño de la cámara la foto esa que tienes de 'Maja Vestida'.
-¿De Maja Vestida?. Jajaja. ¿Cuál es?.
-Si chica, es esa que sales tumbada en un sillón negro delante con una mesa metálica. Estás puesta igual que la mujer de Goya, solo que en versión actualizada.

Daba igual de Maja Vestida, de chica moderna, o de mujer actual. Angela deslumbraba, porque a su forma de ser tan transparente y limpia, se sumaba la belleza de una persona que era bella por dentro, y sabiendo eso, ella misma sacaba todo ello hacia fuera y su cuerpo y su figura reflejaban la maravillosa y bonita chica que era. Y eso me gustaba, pues tenía frente a mi a una mujer en todos los sentidos. Una persona que merecía muchísimo como era en su forma de ser. Alguien especial por sus sentimientos y emociones. Por su alegría interminable. Por su sonrisa capaz de derribar los muros más altos y abrir paso a la luz. Por... tantas y tantas cosas.

Por supuesto que me gustaba todo eso. Una atractiva, femenina, deseable, intensa y preciosa mujer en todos los sentidos...

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