viernes, 28 de octubre de 2011

19

-¿Has dicho que te vas a poner chula y guapa para mi? Uff que bueno, tantos detalles que estás teniendo conmigo, Angela.
-Joer Víctor, te quiero. TE QUIERO...

Y así, las conversaciones transcurriendo por insondables y curiosos caminos, todos ellos llevándonos a puertos donde entre cada frase reposaban nuestros corazones juntos, donde entre sentimientos y emociones nuestros espíritus y nuestras almas compartían bellos atardeceres a la orilla del mar, degustando las mieles del triunfo de saber cuanto del uno iba penetrando en el otro y viceversa.

-Angela. Eres un encanto de mujer y una persona muy especial. Angela, como no quererte, apreciarte en lo que vales, como no desear que leas mis mensajes y pienses en mi, con muchísima amistad, cariño y ternura. Quiero y deseo que tu mente se concentre en desearme lo mejor y más positivo que la Vida pueda darme, que es lo mismo que yo hago cuando pienso en ti, mujer de vida...
-Víctor, se que tu energía, y cuanto tu eres, estáis conmigo. Esta noche también voy de baile. Y recuerda que a las 12 en punto estaremos bailando juntos. No te despistes y se te vaya a pasar la hora, ehhhh, jajaja. ¡Besos y más besos! ¡Te Quiero!.

Habíamos conseguido un nivel de conexión entre Angela y yo, que aprovechábamos cualquier momento del día para intentar conectar aunque uno estuviese haciendo una cosa y otro hiciese otra totalmente distinta. Si ella salía a bailar, en un momento dado bailaba para mi y solo para mi, y yo, aún pareciendo increíble, lo llegaba a sentir en mi cuerpo y en mi ser. Si era yo el que iba de buena mañana a correr por la orilla del río entre naranjos, concentraba mi pensamiento en ella, y al despertarse Angela, sentía una alegría inmensa en su corazón, un gozo indescriptible que le hacía saber que yo estaba pensando en ella. Así era nuestra relación en ese momento.

-Hola mi niño. Me cachis, que no leí tu frase de que me hiciese una foto bailando para ti... Pero me he hecho fotos, eso si. Ya las subiré, y sabrás cual me hice para ti, que he pensado en ello.

-¿Sabes Víctor? Anoche a las 12, estábamos tu y yo bailando, muy juntitos. Y te juro que fue algo muy real. Fue tan real, que una amiga se acercó y me dijo 'niña, que te pasa que estás en Babia, ay, en quien estarás pensando. No me digas nada, que tu sabrás, porque reflejas una cara de felicidad, que se diría que estás enamorada'. Yo la sonreí sintiéndome inmensamente feliz, la miré fijamente, y le dije '¿tu me ves feliz, verdad? Pues ya está, Noe... solo te digo que es un momento mágico...'. Nos abrazamos, y la noche fue estupenda. Y en que haya sido estupenda, también tienes parte tu, chico.
-¡Estupendo! Voy a besar tu mejilla para que sientas que estoy cerca tuyo, Angela. Es más, besaré tus labios, así te llegará más intenso aún. ¡Ssssmuuuuuack!.
-¿Y tu cómo estás, niño?
-Bien, acabo de salir un momento, y el termómetro junto al río marcaba un grado. ¡Imagínate que frío!. Brrrrr...
-Uff, que frío. Habrás salido con la naricilla tapada, digo.
-No, que va. He salido de casa calentito, y bien abrigado, que con eso ya va bien. Además que es agradable sentir el frío a veces, para darse uno cuenta al darte en el rostro que estamos vivos y sentimos. Que la gente se protege tanto que ya evitan hasta sentir las estaciones del año, algo que es natural en el mundo.
-Pues tienes razón, Víctor.
-Eso si, Angela, he vuelto, como tu dices, con la naricilla fría, y quizá con un besito tuyo entrase mejor en calor, mmm.
-Anda, chico, venga, acércate al monitor, que te de un besico, muy, muy suave, y con mucho mimo.
-Vale, ya pego la nariz a la pantalla, chica.
-¿Ya?
-¡Ya!
-Hummmmmmmmmmmmm... Muuuuuuuaaaaaak. Ahí te va, rico, rico, jajaja...
-Jajaja. Pues rico, rico para mi, Angela, que cuando me has dado el beso en vez de la nariz he puesto los labios, y lo he saboreado mucho mejor.
-Puff, pues yo he hecho lo mismo, he intentado besar tus labios y los he llegado a sentir.
-Imagino a que saben tus labios, mujer, y es algo muy interesante...
-¡Me gusta! Somos dos personas traviesas, Víctor.
-Claro, eso demuestra que estamos y nos sentimos muy vivos.
-¿Sabes una cosa?
-Dime, Angela.
-Coño, QUE TE QUIERO, y perdona la expresión.
-Vale. Te perdono la palabra 'expresión'. El resto déjalo que me gusta y mucho. Yo también te quiero que no veas como.
-Chico. Tu igual piensas que estoy lokita. Pero me da igual. Es una lokura rica, y sana, y muy limpia en sentimientos.
-Ayer cuando bailaba, llegué incluso a imaginarme y sentir tu olor, además de tu presencia bailando juntos muy apretados.
-Entonces Angela, bailamos abrazándonos intensamente.
-De eso puedes estar seguro. Disfruté muchísimo.
-Pues ya me pasarás fotos, chicas, de esa noche de baile.
-¡Si! ¡Eso está hecho!. Fíjate si te he sentido, que he llegado a casa a las cinco y media, y lo primero que he hecho ha sido entrar en Badoo a ver si había mensajes o algo escrito tuyo, antes de irme a dormir. Prefería leerte a dormirme a esas horas.
-Maravilloso, Angela. Sublime, grande y maravilloso lo que ocurre entre tu y yo, chica.
-Es verdad.
-Me encantará verte bailar para mi, y luego bailar juntos.
-Pues cuando lo desees quedamos y te bailo, para ti si que me encantará hacerlo.

Era estar en la casa de las delicias, en un palacio japonés con la reina de las geishas dándolo todo por su chico, bajo una cascada con la princesa del cuento, cabalgando por la estepa dos bravos guerreros en pos del viento y mil aventuras...

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