lunes, 17 de octubre de 2011

12.

-Te envío un beso, Angela, con los deseos más puros del espíritu, y a la vez con la pasión más intensa de mi corazón. Él -mi corazón-, me dice que te diga que ese beso te traerá alegría, muchísima alegría que sentirás dentro de ti.

Deseaba de todas las formas y maneras posibles hacer crecer la alegría, la salud, la energía, la vibración del ser de Angela. Y lo estaba consiguiendo. Ella reaccionaba ante tales muestras de cariño sincero y de nobles y buenos deseos. Eso hacía que cada contacto, cada conversación, cada comento compartido a dúo, fuese más emocionante y auténtico que el anterior.

-Víctor. ¿Cual es tu flor preferida?
-Pues... a ver que piense y recuerde...
-Te lo pregunto porque ahora mismo se ha caído un pétalo de una rosa blanca que me regaló el chico de anoche, por eso te lo digo.
-¡Ya está!. La margarita. Esos campos inmensos llenos de margaritas, que te invitan a tumbarte al atardecer imaginando que estas contemplando el cielo desde una mullida cama...
-¡No puede ser! Jajaja... Eso no vale chico.
-Se ha caído una hoja, porque ha sucedido un momento único mientras hablábamos tu y yo. Una señal, Angela.
-Ufff.
-Si, mujer, es la manera que tiene a veces la Vida de hacernos saber que estamos ante algo mágico, por medio de las señales. Si uno está atento, y hace por ser consciente de cuanto siente y le sucede durante el día, verá que ocurre con más frecuencia de la que nos creemos.
-Es que además esa es también mi flor preferida, junto con la cala.
-A veces son señales curiosas, diferentes, que parecen no cuadrar con el momento y por ello nos damos cuenta de que son señales.
-Eso he pensado yo, Víctor. ¿Si está verde aún como es que se ha desprendido y caído esa hoja?.
-Eso ha sido la energía tan potente que tu generas y que hay en ti y alrededor tuyo, que la ha hecho caer suavemente, con dulzura.
-Cuando se caen es porque están ya secas, pero esta tiene un verde precioso... La he cogido, la tengo entre mis dedos, y no veas que sensación más intensa.
-Que precioso, Angela.
-Víctor, te estoy transmitiendo ahora mismo esta sensación, haciendo que tu también la sientas. No te escribo en unos momentos para poner mi fuerza y mi energía en que la sientas.
-Mmmm...
-¿Que notas?
-Angela, siento como mi respiración se relaja, se vuelve más lenta, más tranquila. Y cierro los ojos y veo luz, siento luz por todas partes.
-Y yo... yo... vaya orgasmos del alma, chico. Vaya lagrimones de felicidad y alegría. Gracias por compartir estos momentos contigo, Víctor.

Sentí en esos momentos como todo mi cuerpo pasaba de una tensión producida por una hermosa y potente energía que me llegaba de Angela, al suave temblor producido por la caricia de su ser. Mi piel entera vibraba al ritmo de una sensación que no era mía, era de ella. En la oscuridad de mis ojos cerrados, aparecía una inmensa luz que llenaba mi alma, mi espíritu, mi cuerpo, y todo cuanto yo era. La indescriptible luz que uno comprende que es la sabiduría de la Vida encarnada en la tremenda fuerza y la bella sencillez de una mujer que cada día crecía más y más, ya no solo por y para ella, sino en mi interior.

-No te puedes imaginar, Angela, como deseo en estos momentos que seas inmensamente feliz.
-¿Sabes? De verdad que lo soy.
-Quiero y deseo con todo mi corazón y con todo mi ser, que seas feliz, y que cada día esté más y más lleno de momentos de intensa alegría en tu vida y en tu corazón.
-Ahora mismo tengo una sonrisa de oreja a oreja que no te puedes hacer una idea, Víctor.
-Quiero y deseo que siempre encuentres personas que te quieran, te amen, y te aprecien, y que tus amigos de verdad crezcan como los días, a uno diario.
-Si me pudieses ver por un agujerito, dirías: caray, cuanta felicidad rebosa esta mujer.
-Siento que eres una mujer que está en el Mundo, que fluye con la Vida, y deseo que esta misma Vida te llene de bendiciones, y te permita realizar tus sueños...
-Chico, ¿Has visto el tiempo que llevamos charlando?
-No, no lo he mirado.
-Contigo se pasa el tiempo volando. Cada día le doy más gracias al de arribita por haberte conocido.
-Quiero y deseo que seas feliz. Quiero y deseo que seas feliz. Quiero y deseo que seas feliz. Quiero y deseo que seas feliz. Quiero y deseo que seas feliz. Quiero y deseo que seas feliz. Quiero y deseo que seas feliz...
-Idem para ti.
-Chica, déjame hacerte una pregunta. Es para confirmar algo, aunque no me hace falta.
-Adelante. Dispara la pregunta, venga...
-¿Eres un ángel? (de esos que son puro amor, y van por el mundo disfrutando la vida y poniendo alegría en los corazones de la gente)
-Nooooooo, soy Angela en el nombre, jajaja... Aunque si le quitas la 'a' descubrirás mi verdadero ser en ese nombre.
-Ahhhh, ya entiendo. Estás de incógnito en el mundo y no puedes revelarlo, no sea que te pille tu jefe -el de 'arribita', claro-.
-Jajajajajaja, con la carcajada que he soltado, fijo que he despertado a media urbanización, Víctor. Hasta me están gritando: chhhssss, no metas tanto ruido, chica.
-Me lo creo.
-Pero otros dicen que siga, que les contagie esta alegría.
-Yo creo que si que eres un ángel, aunque aún no te has dado cuenta porque todavía estás dentro de un cuerpo humano, pero ya te darás cuenta, ya.
-Eso que escribes es realmente precioso.
-Chico, al final escribo un libro con nuestras conversaciones, después ya me ayudarás tu a ponerle un título.
-Mmm, ¿un título? podría ser: 'Angel, un espíritu muy humano en el mundo'.
-Víctor. Se podría titular simplemente 'PuraVida', como tu sobrenombre por aquí.
-¡Si! ¡Me gusta tu idea!.
-Suena precioso...

Es más, yo puedo afirmar desde esos momentos, y hoy día también, que era precioso. Y continuó siendo precioso. Pasarán los años, muchos años, y seguirá siendo precioso entre nosotros, pues cuando dos almas se encuentran, dos cuerpos se unen para sentir todo, dos personas se dan todo en la vida, y dos caminos se convierten en uno de mucha más riqueza, todo se transforma y se vuelve más y mejor.

Tienes razón, Angela. Tu que eres todo Amor y Vida. Suena precioso...

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