viernes, 7 de octubre de 2011

10.

-Besos, con sabor a pasión, a ternura, a vainilla, a ti... Besos de alma pura y corazón sincero, besos en Madrid, en París, en Buenos Aires, besos de 3 de marzo, de fin de otoño, besos de blusa abierta y de falda muy corta... ¡Besos, Angela!.

Mis pequeñas provocaciones cariñosas e intensas, me gustaban. Tocar el interior y el exterior de esta mujer como las cuerdas afinadas de una guitarra, era toda una delicia. Y ella respondía, se dejaba acunar entre mis palabras, cogía cada frase y la volvía mágica, cogía cada encuentro a través del ordenador y lo llenaba de energía.

-¿Qué tal tu día, Víctor?
-¡Bien! ¿Sabes que hoy hago... solo 38 añitos?
-Felicidades, chico... ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
-Gracias chica...
-Hoy a las cuatro fui una hora y media al gimnasio.
-En eso coincidimos, yo salí a correr por la orilla del río y hacer algo de ejercicio dos horas.
-Oye, que te mando un besote enorme, Víctor.
-Mmm. Recuérdame Angela que te invite a cenar, te lo has ganado. Eres un verdadero encanto de mujer, Angela. ¿Sabes que me caes pero que muy bien?
-Vaya, que halago. Por cierto, la foto que tienes ahora puesta es una preciosidad, Víctor.
-¿Cual, la del Cabo de Gata?
-Si, esa, te la voy a copiar, me gusta muchísimo. ¿puedo?
-Claro que si, sin problema ninguno.
-Madre mia que e stupendo que eres, Víctor, en todos los sentidos de lo que conozco...
-Jajaja, no te como a besos porque pringaría la pantalla y la llenaría de vaho, que si no...
-Igual hasta te pinto y todo. Que la foto es genial para ello. Además con las rocas, que se pueden hacen en vandal.
-¿Vandal?. No te sigo. ¿Es alguna técnica de pintado especial, Angela?
-Que va, jajaja, es un material. Es una pasta granulada, y así consigo que las rocas queden en tres dimensiones.
-Ahhh, vale.
-¿Celebrarás tu cumpleaños?
-Si, Angela, pero esperaré al fin de semana. Para la family, la semana siguiente, pues llega mi tía -hermana de mi madre- a pasar las navidades ya, y aprovechamos.
-Yo tengo delirio por mis tíos, Víctor. Ya son muchos años, date cuenta, que mi madre falleció cuando yo tenía trece años. Así que imagina si quiero sobre todo a mis tías.
-Pues si me permites, te diré que des gracias a la vida por tu madre, porque tuvo que ser un molde precioso, ya que tu has salido una mujer estupenda y guapísima.

Angela se emocionaba con cada uno de mis comentarios. Yo reconocía que pese a no habernos visto físicamente nunca, me resultaba tan fácil escribir sobre ella, expresarle mis sentimientos, y conectar con ella a un nivel sutil. Cada día pensábamos con más fuerza que por algún misterio de la Vida, Angela y yo, aún sin ser conscientes de ello, habíamos estado conectados toda la vida.

-Soy una romántica empedernida, Víctor.
-Eso también es bueno, chica. Se puede ser una persona consciente, estar en la Vida, tener un gran corazón, ser una mujer abierta a los momentos intensos e íntimos, y ser muy romántica. Es una buena mezcla, ya te digo.
-Ya, jajaja, pero yo creo que soy demasiado. Mi hija dice que soy el paso siguiente a romántica, empalagosa.
-Jajajajaja...
-¿Empalagosa de palabras dulces? Entonces eres como yo. Para mi no hay palabras más hermosas que las que alegran el corazón de la otra persona, y al ver reflejada su alegría, se me ponen los pelos de punta de la emoción.
-Joer, igualito que yo, Víctor. A mi me pasa igual.
-Tu por ejemplo, lo haces. Cuando me escribes así, me transmites unas vibraciones muy positivas.
-Tu, dices. Yo tengo ahora mismo la mano apoyada en mi mejilla, y estoy embelesada leyéndote.
-Me gusta escribirte así, Angela. Emocionarte y alegrarte el día.
-Ey, y no me tengas en cuenta el montón de faltas al escribirte. Pero me dejas tonta con lo que me escribes.
-Es que siento, Angela, que te mereces eso, que pongan alegría en tu corazón cada día. Y yo deseo hacerlo.
-Si vieses ahora mismo la cara de felicidad que tengo por lo que me estás escribiendo, dirías que esta mujer está tontita.
-Jajaja, si te pudiese ver la cara de felicidad que tu describes, ten por seguro que te cogería las manos para sentir tu energía, te miraría a los ojos para ver en tu corazón, y te daría un beso para sentir todo el ser de una mujer como tu. Eso tenlo por seguro.
-Víctor. Ahora mismo es como un sueño, lo que me transmites , una vez leí que el sueño de una persona, es el alimento, del alma, como la comida del cuerpo, el placer de la búsqueda y de la aventura, alimenta algo muy importante, tus sueños.
-En eso coincido contigo, chica.
-El desafío no espera, la vida no mira hacia atrás, y tenemos que vivirla como verdaderamente nosotros deseamos...
-Sabías y hermosas palabras, una vez más, Angela.

Cada vez más. Las palabras que compartíamos por la Red. Eran profundas a veces, con la sabiduría de lo que uno lleva vivido y lo que desea seguir viviendo. Otras, tiernas y apasionadas, para descubrirnos diciéndonos palabras cariñosas y que ya iban con su parte de amor en ellas. Unas cuantas más, divertidas, picantes y llenas de magia, para darnos el estar vivos el uno al otro.

-Para mi los 365 días del año son diferentes. E intento mirar cada uno como si fuese el primero, esperando un milagro especial, un momento mágico, pues de vez en cuando suceden...
-¡Si señorita, coincido contigo! -respondí-.
-Yo le repito mucho a mis hijos, que cuando todos los días parecen iguales, es porque hemos dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en nuestras vidas.
-Es que es así, Angela. Aunque por circunstancias uno tenga que hacer ocho horas al día el mismo trabajo, puede resultar al final un día interesante y auténtico. Depende mucho de la actitud interior con que cojas ese día y como lo vivamos en el exterior.
-Dios, estaría horas enteras leyéndote, Víctor. No me cansaría nunca de hacerlo.
-Pues te escribo lo que me va por dentro.
-¿Tu eres escritor?.
-No, no soy escritor. Pero la gente que me conoce, dice que tengo una tremenda fuerza expresiva en mis palabras, y que cuando escribo se me nota más aún esa fuerza.
-Yo es al revés, tengo mucha facilidad de palabra. Mis amigos dicen que con mi boca, mi sonrisa, y mi forma de hablar, enamoro. Ey, eso no lo digo yo, lo dicen ellos. Y no es por ser modesta, pero yo lo siento también así.
-¡Si está muy bien que lo sientas así!. Es bueno que te valores y te sientas orgullosa de tener ese don de gentes. Se llaman dones, y cualidades, y cada uno tiene los suyos.
-Si, tengo esa facilidad. Hasta cuando me levanto por las mañanas, me miro al espejo y me digo lo maravilloso que es el nuevo día, lo estupenda que me siento, sonrío, y ya empiezo el día guay.
-Genial.
-Hacerlo así me hace sentir tan bien, que hasta al buen rato me doy cuenta de que no he parado de tararear canciones.
-Eso puedo jurarlo. Fíjate que te estoy leyendo y estoy sintiendo alegría, así que mira si funciona.

Nada, que esta chica con quien me escribía a través del ordenador, sentía la Vida y el despertar cada mañana con las mismas ganas y la misma fuerza que yo. Cada uno expresándolo como sabíamos, a nuestra manera, como nos iba mejor. Pero haciendo algo que mucha gente desconoce, como es el comenzar el día agradeciendo todo cuanto tienes y la vida te da -salud, amigos, alegría-.

Al igual que ella, yo estaba convencido -y la experiencia en mi vida me decía sin lugar a dudas que era así- de que preparar cada mañana a tu mente, tu corazón y tu cuerpo para tener experiencias positivas y enriquecedoras a lo largo del día, al final conseguía atraer ese tipo de vivencias, y hacer que entrasen en tu vida.

Y a mi me gustaba el que Angela sintiese eso también en su corazón. Me gustaba y mucho...

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