jueves, 29 de diciembre de 2011

42. (28 enero 2010)

-He llegado de la academia, he picoteado algo de lomo, queso, ensaladita de lechuga, aceitunas, vinagre de Módena -por darte ideas-... ¡Y que narices!. Que sigo deseando que seas muy feliz, Angela, que tu vida se llene de buenos momentos, que tus proyectos tengan una maravillosa realización, así como tus sueños, que se cumplirán...
-Te aprecio, mujer. Te quiero y te amo con el corazón y el espíritu. Y siento una corriente de energía muy positiva que como siempre nos hace estar conectados tu y yo, y que sentimos en momentos a lo largo del día... ¡Eres eeeeeeeeestupeeeeeeeeenda!. Y un solete de mujer. Besitos, besos, besazos, besotes, millones de besos, chica preciosa.

Nuestras cabezas bullían de pensamientos del uno hacia el otro. Yo sentía cada día con más fuerza que algo me hacía ser consciente de lo conectado que estaba a ella en todos los sentidos. Teníamos nuestra forma de ser, cada uno sus gustos y preferencias, veíamos y sentíamos la vida cada uno a nuestra manera. Y sin embargo nos embargaban las más poderosas y fuertes emociones al conectar, y una alegría intensa que nos hacía muy difícil el cortar las conversaciones una vez que habíamos empezado a escribirnos.

-Holaaaaaaa...
-Hellow...
-¿Cómo está mi chico preferido?.
-Yo muy bien, corazón. ¿Y tu, princesa?. Estaba a puntito de irme a la cama cuando te vi en verde, chica.
-Yo acabo de llegar a casa con un frío metido en el cuerpo que no veas.
-Pues yo te doy calorcito cuando te venga bien, Angela, mmm...
-Venga, Víctor, hazme un sitio a tu lado porque estoy muertita de frío, y ahora mismo me viene muy bien, jajaja...
-Hecho está.
-Además, como ya se como es tu calor, pues me gustaría ahora mismo mucho sentirlo.
-Si. Abrazarnos, sentirnos, y dormirnos calentitos. Bueno, la verdad, dormirnos... después de hacer el amor, que los dos sabemos que nos sienta de maravilla.
-Tu lo has dicho. Nos sentaría de maravilla. De hecho ahora mismo, me pegaría a ti como una lapa.
-¿Sabes?. Recuerdo la plaza de la Esperanza, Víctor. Besándonos, dándonos esos besos tan especiales, tan ricos. Y en el semáforo, cuando salimos de cenar. Que sensaciones...
-Es que besarte así, con decisión y atrevimiento, darte la vuelta y comerte a besos, compartiendo tantas sensaciones, pues si que le dan vida a uno.
-A mi solo de recordarlos, chico, vaya si me dan vida, muchísima.
-Angela. Podemos hacer 'one thing'...
-¿Dígame?. Jajaja...
-'Una cosiya' en cristiano, digo.
-Como no puedo enrollarme mucho más escribiéndote por aquí, que me tengo que levantar muy temprano, y quiero y necesito estar despejado, te llamo desde la cama, hablo contigo que lo estoy deseando, y terminamos el día de una manera genial. ¿Qué me dices, chica?.
-Vale. Te llamo yo.
-Cierro el chiringuito este, y en unos minutitos me llamas, venga.
-Lo estoy deseando, Víctor, y ya sabes como...
-Mmmmm, cuanto vales, mujer... Como te amo, Angela...
-Como te quiero y te amo, Víctor.

Nuestras ocupaciones diarias, además de hobbies y otras cosas, nos dejaban conectar todos los días, pero aún nos trastocaban algo los horarios, y había días donde nos escribíamos poco, y exprimíamos toda la intensidad posible en escribir con más amor y pasión si cabe, por aquello de que la llama cada día brillase más en nuestros corazones.

Y así sucedía.

Como en las películas -solo que en este caso basada en un hecho real-, donde se suceden los mensajes, las conversaciones son cada día mejores y duran más tiempo, el teléfono va siendo el confidente de nuestros finales de día al acostarnos, deseando que el día no termine nunca, o mejor aún, que para nosotros no haya cansancio alguno.

'Mens sana in corpore sano'. Yo digo más aún. Mente sana en un cuerpo sano, si. Y pensamientos positivos y amor en el corazón, también. Desde que Angela y yo estábamos escribiéndonos, conectando, y las dos veces que ya nos habíamos visto, estaba claro que mi cuerpo, mi cabecita y mi corazón funcionaban mucho mejor. Recomiendo a todo el mundo, que aunque tenga el equilibrio en su vida -interior y exterior- conseguido, tenga también una persona con quien compartirlo en el amor de la pareja. No hay mayor felicidad que ver como tu pareja -Angela- se emociona de alegría a tal punto que lágrimas en forma de diamantes caen por su mejilla, y van a parar a mis manos, para llenarlas de vida. Vida que ella siente ahora cada vez que nos cogemos las manos para sentirnos uno al otro.

Tan importante como es estar uno consigo mismo en paz, y levantarse cada día sabiendo que no le debe nada al anterior, es darse cuenta de que a tu lado tienes a una persona maravillosa con quien lo compartes todo y que llena tu vida, y que con ella creamos juntos algo más profundo, más bello, más grande que nosotros mismos. Una persona que sabe que el sentido de la vida es vivir, y compartir la felicidad.

Algún día, quien sabe, la raza humana llegará a tal nivel de desarrollo mental, que la telepatía vendrá ya genéticamente en los niños al nacer. Y los amantes en la pareja sentirán al mismo tiempo lo que está sintiendo en todo su ser tanto uno como el otro. Y ese día las personas sabrán que el Amor lo puede todo, hasta transformarnos y cambiar el mundo hacia algo mucho mejor.

Yo lo he comprobado y lo vivo cada día, en nuestro pequeño mundo que es la pareja. Y os digo que es posible.

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