viernes, 20 de julio de 2012

55. En conjunto.

A partir de aquí, y comprendiendo que la vida es para vivirla, y compartirla, y disfrutarla y sentirla en todas sus manifestaciones. Es por ello que salvo entrar para saludarnos o enviarnos algún mensaje recordando algo, ya decidimos salirnos de la página de Badoo, pues lo que allí había, y lo que quedaba en esa red de encuentros sociales, no iba con nosotros.


Quedar para nosotros dos, y vernos, era toda una aventura. Porque, como en las grandes historias, se sabe como comienzan, pero nunca como van a terminar. Decidíamos quedar un día, y, tras irnos a cenar, o de baile, finalizábamos en alguna cama enorme haciendo el amor como dos locos posesos, de manera tierna e intensa a la vez, o dando lugar al desenfreno y a las fantasías íntimas más sexuales. Todo regado con la llama de nuestros corazones encendiéndonos a cada paso.


Cuando nos preguntamos uno al otro si deseamos seguir viviendo la vida juntos, siempre respondemos que si -bueno, a veces jugando decimos unos cuantos 'noes' pequeñitos con mirada pícara y traviesa, sabiendo que de repente es darnos todo-. Y es un 'SI' de tal magnitud, con tal cantidad de vibración en la manera de decirlo, con tanto amor en la manera de mirarnos a los ojos, que nos fundimos al instante en un abrazo.


A veces pensamos en lo mágica que es la vida, y a la vez misteriosa. Pues puede tener a dos personas durante media vida haciéndoles vivir con sus parejas, pero sintiendo que aún falta un punto que no saben cual es pero sienten que falta, para de la noche a la mañana, ponerlos en el mismo camino, hacer que sus vidas se entrelacen de tal manera que todo cobre sentido si es viviendo la experiencia juntos, y despertando al Amor Verdadero, tal y como nos ha ocurrido a Angela y a mi. A través del mundo de Internet y sus múltiples posibilidades.


Y ahora nosotros, desde esta experiencia vivida, y yo como narrador de ella, os digo a todos que si, que hay que arriesgarse, que quien no está dispuesto a perderlo -o dejarlo- todo con tal de encontrar un tesoro, jamás encontrará de otro modo ese tesoro. Que hay tantas maneras como personas en este planeta de vivir una relación de pareja, y de compartir el amor. Que se puede disfrutar del amor más intenso, noble, limpio, sincero... y a la vez experimentar todo en la vida, en el sexo con la pareja, en la relación, en lanzarse a tocar, sentir, hacer, expresar, compartir. Que cuantas más cosas intentamos, más aprendemos, y cuanto más hacemos por descubrir en nuestra relación, más nos vamos conociendo a nosotros mismos.


Mi vida puede -y espero que así sea y creo que así será- durar todavía muchos años. Todos los días que la Vida me regale para poder estar al lado de Angela, y hacerla feliz llenando su corazón de alegría, los recibiré con las manos abiertas, y los haré realidad en la vida de esta mujer que me está dando todo de ella en el mejor de los sentidos posibles.


Ayer, sin buscarlo, mis compañeros de mesa comiendo en el trabajo, vieron la fotografía que de Angela llevo en el móvil como imagen de fondo. Es algo maravilloso el sentirme tan orgulloso de mi pareja, al punto de compartir mi alegría con los demás. Ellos, me ven  hablar de mi novia, de mi mujer preciosa, y les brillan los ojos de la emoción al verme tan enamorado, tan lleno de amor, y tan contento de estar viviendo y compartiendo la vida con ella.


Cierto y verdad es que la mayoría de las veces, tanto en el cine, como en las canciones o en la literatura, se ven, oyen o leen historias de desamor, de encuentros y desencuentros, de parejas que van y vienen pero no permanecen.


Yo tengo la inmensa suerte de que entre mi chica y yo, hay un romance bonito, que es música en nuestros oídos, y tengo la capacidad  para poder compartir todo esto con la gente, y demostrar que si que se puede, que si buscamos, cada momento de búsqueda se convierte en un momento de encuentro, y al final, encontramos aquello que anhelamos, y entra en nuestras vidas la persona que es una con nosotros, y nosotros con ella. Como dice la canción: pasarán más de mil, años, muchos más... y quien sabe si estas letras escritas con la fuerza de los sentimientos del corazón, y con el mimo y la ternura de los dedos al deslizarse sobre las teclas, todavía estarán en algún sitio. Lo que es seguro, es que nos sobrevivirán a todos los que ahora estamos, y vendrán quizá otros, que las rescatarán, y volverán a ser leídas, en un recorrido que, como nuestra relación actual, no tiene fin.


Hace calor. Es agosto y ni la más leve brisa hace acto de presencia en mi habitación. Esta noche se presume pegajosa. Mejor hacer el amor por la mañana, con la frescura del nuevo día... Si, corazón, lo hacemos mañana al despertarnos, ¿vale?.


-Por supuesto que si, Víctor. Dios, como Te Amo...

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